miércoles, 16 de julio de 2008

Stop! ...inventemos otro mundo ...


Bagdad, 15 de Julio de 2008

Estimado Director:

Sigo sin encontrarlo.
Hoy los norteamericanos me mostraron un video de Sadam probándose una peluca violeta. A su lado, un simio calvo sonreía y saludaba a cámara. Falso. Por supuesto. Una vil patraña para involucrar a Ediciones Boliocheras en el conflicto. Ése simio calvo no era él, te lo aseguro. Tu y yo sabemos bien que jamás se separaría de su peluca en público.

Por otro lado, creo que ya es hora de abandonar la pista turca. Llevo tres meses haciendo el amor con una cocinera de la embajada y no he averiguado nada nuevo. Ella no habla muy bien el inglés y se niega a tocar temas laborales en la alcoba. Por cierto, voy a necesitar que me envíes dinero para comprar veinte corderos. Es lo que me exige el padre por haber desflorado a su primogénita. También tengo la opción de casarme con ella, pero la verdad es que no hay suficiente chispa entre nosotros, y además, la luna de miel retrasaría demasiado la búsqueda.

Hace mucho que no escribes. ¿Sabes qué? La soledad me ha dado tiempo para pensar y llegué a la conclusión de que tienes derecho a estar enojado. Jamás debí haber escrito esas memorias. Pero compréndeme por favor. Mi libro anterior, Poemas de fulanas, fulanos y fulanitos, fue un completo fracaso comercial. ¡Ediciones Boliocheras estaba al borde de la bancarrota! Necesitaba un éxito más que nunca. Más, incluso, que la vez que nos embargaron las oficinas de Rivadavia( entre Mitre y Paso) por tus deudas de juego. (¿Lo recuerdas? Fue cuando apostaste nuestro patrimonio a Delicado Joe en la pelea por el título de los medianos. Todavía no comprendo cómo no se te ocurrió preguntar por qué le llamaban "Delicado")

Y sí... recurrí al escándalo. Expuse ante el mundo las miserias más aberrantes de nuestras vidas, hundí en el fango del escarnio social a nuestras familias y amigos, defequé sobre un inmenso ventilador salpicando con mis desperdicios a diestra y siniestra... pero vendí treinta millones de ejemplares.

¿Qué otra cosa podía hacer? Ni siquiera te tenía cerca para consultarte. (¿O no recuerdas que por esa época te encontrabas en Alaska estudiando el lenguaje de señas de una comunidad de focas sordas?). Apelé al último recurso, créeme que lo lamento, pero fue para proteger el sueño de nuestras vidas.
También lamento haberte llamado "sucia rata ventajera" en la ultima edición.

Te aprecia...



Atte. Leo Tévez


PD1: Encontraré a Cabezas. Lo prometo. Tu no olvides enviar el dinero para los veinte corderos, por favor.

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